La política de Biden hacia Maduro permitió al régimen seguir avanzando en su dominación
Cuando en el 2021 Biden asumió la presidencia norteamericana, modificó la política de «máxima presión de Trump” sobre el régimen venezolano, sustituyéndola por la una estrategia de «cambio incremental” y de comunicación directa con Maduro.
En palabras de Juan González, director de Biden para el Hemisferio Occidental: «Mientras que la teoría del cambio de la administración anterior (Trump) se basó en el colapso del régimen, la nuestra se basa más en la necesidad de reconocer que solo una negociación conducirá a un cambio concreto y sostenible en Venezuela hacia el orden democrático”.
La estrategia de Biden no logró el «cambio concreto y sostenible” que se proponía. Maduro aprovechó los espacios de negociación (México, Barbados, Qatar) para obtener un alivio de sanciones y asegurar el retorno de individuos cercanos a su círculo de poder, sin realizar concesiones significativas en el ámbito democrático y permitiéndole seguir avanzando en su proyecto de dominación del país.
La victoria electoral del candidato opositor Edmundo González, se logró en un entorno marcado por arbitrariedades, violencia y persecución contra la disidencia democrática, condiciones que persisten hasta hoy.
«La administración Biden, en el caso venezolano, a menos que tome medidas ahora que ya pasaron las elecciones, solo puede exhibir un retroceso significativo. Aunque promovió de manera legítima algunas negociaciones, en la práctica, estas resultaron en un claro beneficio para Maduro, mientras que Estados Unidos y el pueblo venezolano no obtuvieron nada. En particular, el pueblo venezolano no solo no ganó, sino que retrocedió. Para Estados Unidos, el único resultado tangible es el acuerdo con Chevron, que representa un gran premio para Maduro, pero que no tiene un impacto relevante para los intereses estadounidenses”.